domingo, 9 de mayo de 2010

Aspirantes a pretendientes de ayudantes de escribientes

Mis inicios en el negocio internacional, hace unos años, fueron pensando que era un negocio en el que todos los integrantes eran expertos financieros y grandes profesionales, con los conocimientos necesarios para llevar a cabo las operaciones financieras más complejas que definen a este sector como el más elitista del mundo, los denominados programas de colocación privada con alta rentabilidad.
Me inicie con la ilusión de aprender mucho más de lo que sabia, que para mi era muy poco frente los grandes financieros y expertos economistas que entre las bambalinas del teatro financiero se dejaban entrever.
Empecé con mucho interés, conociendo a muchas personas, unas mejores otras peores, pero todas ellas muy pintorescas, con un vocabulario muy elaborado, hablaban con acrónimos de forma muy segura, con el aplomo que da el dominio y conocimiento exhaustivo de este sector.
Rápidamente me di cuenta de que esto no parecía ser así, que en este mundo en el que acababa de aterrizar con una experiencia mínima pero con una enorme ambición para aprender, el maestro era yo, en definitiva yo era el tuerto en el país de los ciegos.
Personajes que manejaban con destreza la baraja de los acrónimos, como FCO, ADSL, LOI, NCNDA, IMFPA, MT103, MT160, MT799, MT769 y otros, actores de un teatro con vestíbulo de silicio y voz creada en Silicon Valley relatando esperpénticos guiones que suscribiría el propio Nicolás Maquiavelo con los que impresionar a los recién llegados, personajes que viven su momento de gloria a caballo de la importancia que les da la ignorancia de su interlocutor, tipos de vida efímera que aparecen como Napoleones de la Red, Emperadores del momento y están destinados a ser herederos del fracaso, cuyo efímero éxito, es directamente proporcional a la capacidad de reacción de la inteligencia de su interlocutor, personajes que cuando terminan de actuar, de vivir la vida que se han inventado por unos minutos y cierran el teatro de silicio al que llaman ordenador, se encuentran con la cruda realidad, tener la visa totalmente dispuesta, las cuentas en descubierto y la hipoteca sin pagar.
Personajes que representan a la inopia del sector financiero, hablan de oídas, piensan de oídas y viven de oídas, tipos que lo que desconocen o no entienden se lo inventan, personajes integrantes de la Cofradía del Santo Pelotazo, quijotes de la ignorancia galopando en la estepa de la incongruencia entre canelón y canelón.
Expertos en el comercio internacional centrado en la compra del tabaco en Andorra o de paraguas en Gibraltar.
El capital termina encontrándose al final con tipos sin ninguna formación financiera ni capacidad intelectual para tenerla, tipos de expresiones grandilocuentes, que se presentan como grandes financieros, esto termina por desencantar al interesado quedándose con la sensación de que todo es una mentira.
Estos personajes han prostituido un mundo financiero en el que ni tienen ni tendrán cabida, un mundo que no les pertenece, que intoxican con sus verborreas, que ni por sus conocimientos ni por su capacidad intelectual alcanzarán nunca una posición destacada, personajes que su ignorancia y analfabetismo financiero embarran este sector, personajes que están faltando el respeto a los profesionales. Esto es debido a que a pesar de sus esfuerzos siguen en el mismo punto en el que les encontré, efectuando conversaciones grandilocuentes, hablando con acrónimos y haciendo creer a los que se inician en este sector que son expertos en el mundo financiero internacional, ocultando lo que realmente son, rellenadores de canelones.

A este colectivo de personajes que me piden pelos y señales para saber quien hace los programas o emite instrumentos le llamaré Don. Lego Gaznápiro.

Don Lego Gaznápiro, la suerte es el punto de intersección entre la habilidad y la constancia. La constancia al parecer la tenéis, pero no la habilidad, esta condición se adquiere por mediación del estudio del negocio, del interés en prosperar, en aprender, en la seriedad necesaria a la hora de presentar un negocio, en la presencia, en la caballerosidad y sobre todo, es un solida formación financiera, rellenar canelones a pesar de tener un leve roce con las finanzas no se puede comparar, no es lo mismo una operación de compra-venta de cemento, que la de una bandeja de canelones.
Estimado Don Lego Gaznápiro, te diré que eres Notario de la insensatez, Tenor de la incongruencia, divo de la mediocridad, fiel imagen del perdedor condenado a seguir enrollando canelones, del que no es capaz de afrentar con dignidad tu condición para emprender un crecimiento tanto personal como intelectual, mediocridad que no permite cambiar tu realidad como enrollandor de canelones, un personaje animado de inteligencia caduca que desde los más bajos niveles del intelecto has conseguido alcanzar las más altas cúspides de la ignorancia.
Don Lego Gaznápiro, el sector de los canelones no es nada ofensivo es un sector tan digno como otro cualquiera, lo que no es tan digno es pretender pasar de enrollar canelones a experto financiero, de vender de 9 a 1 y de 5 a 8 bandejas de canelones ha efectuar operaciones financieras de miles de millones.
Y lo peor de todo esto, es que estos personajes, cuando las cosas no les salen como ellos esperan buscan la culpabilidad en el profesional, aunque es normal, sólo el sabio busca el error en si mismo, el zafio lo busca en los demás.
MB